Dime que me quieres. 1995. Óleo / lienzo. 100 x 100. Colección: Jazhel Mirari.
La calle 5 de
Mayo zigzaguea entre majestuosos edificios que encierran innumerables riquezas
artísticas, las veredas se pueblan de sonidos y olores que golpean a cada paso
los sentidos del caminante. Un hombre encerrado en una casulla ofrece tacos y
coca cola, una mujer descubre una canasta repleta de tortas de jamón. pierna,
pollo con o sin queso. Acomodados sobre una tela, los colores se multiplican en
vestidos que combinan rojos, naranjas, verdes, turquesas con infinidad de
adornos entre los cuales se encuentran monos, piedras, listones y bordados.
Llegando a la esquina la mirada se expande, el Zócalo
luciendo orgulloso una monumental bandera verde, blanca y roja con un águila
marrón que triunfadora existe una víbora en su pico, muestra todo su esplendor.
En rededor se elevan los palacios de gobierno y la catedral construida por los
españoles con las piedras de la ciudad de Tenochtitlán que nos brinda su
testimonio desde las ruinas que yacen detrás del símbolo religioso del dominio
colonial.
La obra de Daño Mijangos es la ciudad de México, en
ella se traduce el sincretismo religioso mexicano que se expresa a través de
perros Xoloitzcuintle, perros pelones sacralizados por los Aztecas fieles
acompañantes de los rituales mortuorios y exquisito manjar. que van al cielo
con alas de ángeles.
Pero
Mijangos es también una expresión de su época. su obra muestra el dolor de una
cultura a la cual intentaron desbastar en pro de una modernidad que interpreta
como “subdesarrollados” a cualquier cultura que no responda a los cánones del
progreso. Ángeles azules con corazones sangrantes en las manos, caras tristes
con miradas perdidas, enlazados por su corazón, descreídos sin metas, en
definitiva, ángeles que sobrevuelan una post-modernidad vaciada de contenido
llevados por la desesperanza, en busca de la nada.
Por momentos ante un Mijangos. nos teñimos de
desconsuelo pero si continuamos nuestro andar por las galerías de Polanco, nos
topamos con una virgen mitad india. mitad española, que en una postura de
espera no pasiva, nos augura en su mirada una esperanza.
Darío Mijangos es síntesis de un sincretismo religioso
indígena-católico y de una modernidad que nos lleva al sin sentido post-moderno y
concluye en la necesidad de llenar ese vacío con el retorno a una búsqueda
mítico-religiosa pre-moderna que rescata la cultura visual de otras épocas re-formulada en un ahora globalizado y fragmentado.
Lic. María Eugenia Rosboch*
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*Periodista
y docente e investigadora de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de
la Universidad Nacional de La Plata (República Argentina). Coordinadora de los
espacios radiales ‘la primera Vez” y ‘Los locos de la azotea” trasmitidos por
FM Universidad, Radio Dardo Rocha y FM
Stilo de la ciudad de La Plata.
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