Pasión y Libertad. 1999. Óleo y acrílico / lienzo. 180 x 240 cm.
Cuando nos sumergimos en la obra
de Darío Mijangos, los jalones del espíritu no se hacen esperar, su pintura
desarticula cualquier intento de interpretación para reclamar la autoría de su
propia voz: nuestra reverberación. Por tal motivo, la interpretación más
autorizada es la experiencia del que esta
frente al trabajo este pintor.
Por lo tanto, digámoslo así: La
obra de Darío es de todos, porque no es de nadie, ni de el, su pintura es una
"otredad" a la cual advenimos y, por tanto, nos precede, nos envuelve, nos satisface
y, por supuesto, a veces nos hiere…
Hasta que por último, su significado, termina por escapársenos y cualquier
intento de atraparlo es insuficientes.
Hay individuos que padecen esta insuficiencia con mayor intensidad que
otros y por ello se esfuerzan en describir la manera en que ven ese mundo del
que no se pueden escapar... Alguien dijo que los seres humanos, vivimos en una cárcel de
carne y sangre entre barrotes de huesos, y que la intención de comunicarnos es
con el afán de calmar la angustia de la
soledad y el aislamiento en que vivimos
En este sentido en un abrazo, sólo damos y recibimos un choque
de carnes que se dejan oír para dejar clara constancia del eterno e insalvable
desencuentro; así, todo queda en el espejismo que simula un contacto. Sin embargo, lo otro es lo cierto, Darío Mijangos nos revela con su
lenguaje de pintor, el grito doloroso de un preso sin derecho de apelación.
La dulce orfandad que reflejan los rostros de
los seres que este autor pinta. No es más que la distancia que las fractura el abrazo y la
esperanza de fundirse con el otro, en realidad de Mijangos la soledad que se somete a su propio cuerpo. Darío es fiel
a su propia imagen y su semejanza que es
su condenación: afanoso, quiere llegar al origen de sí mismo para mediante este acto, encontrarse con el otro… siempre fracasa.
Eternamente solo, derrotado por
su pasión - ángel caído -, con su pincel,
corazón en mano, comienza nuevamente su
intento.
Libertad en la más absoluta soledad. 1998. Óleo y acrílico / lienzo. 100 x 980 cm. Colección Raúl Delgado
Ciertamente en Mijangos, su
pincel es el carcelero que a veces
bondadoso, emerge de la oscuridad de aquel
calabozo de piedra húmeda y caliente
para traernos el mensaje de su condena a perpetuidad. Así, la vida de este pintor es una ironía, porque vive
apasionado de unos colores que nunca ha
visto (¿Cuáles son sus referentes?), pues la obscuridad de su celda-vientre no
se lo permite. Es que en realidad, Mijangos tiene muy buen olfato y
poca perspectiva (casi siempre todo lo
pinta en primer plano)... él sabe muy bien que el ámbar no huele al l rojo y
que el azul tiene otro aroma que el ocre.
Así, se aventura y pinta. Pero por su puesto a este
presidiario lo motivan sus amores, le
gusta sentirse vivo. Así, se otorga el derecho a tener sus visitas pasionales.
Entonces, sus visitantes descienden a tientas, con devoción, hasta llegar a su
calabozo para atestiguar, entre rejas, su delirio; así nace la cual se debate
su locura: erotismo y religiosidad, elementos que se amalgaman en Darío por
obra y gracia de dolor y su Xoloitzcuintles.
En efecto, la obra de este
pintor es inquietante, porque une dos elementos que, si bien en su
naturaleza más rudimentaria, estaban mezclados, en nuestro tiempo y forma cultural resulta
sacrílego. (Aunque en el caso de
Mijangos no podría decir para cuál de los elementos) el hecho de no mantenerlos
bien distantes uno del otro: el erotismo y la religiosidad son una constante en
su obra.
Los que no son parte del plan. 1999. Óleo y acrílico / lienzo. 180 x 120 cm. Colección UAM Azcapotzalco.
Los temas de su trabajo, por lo tanto no son casuales: "Pasión Santoral", "La pasión según los tres", "Mi
ángel", " Guadalupe virgen", "Tu sangre para mí es preciosa
", "Sagrado corazón "," Santo Señor del suicidio
"," San Sebastián de Santiago "," La pasión según Michal "," El último ángel "," La ofrenda ","La consagración
de la Virgen "," Sagrado Corazón de Darío ",
"Getsemaní", "Nuestra Señora de La Plata",
"teofanía", "La caída", “Tres santos amigos ",
"San Javier con Libertad", "Mártir", "Los
Evangelistas" ...
Getsemaní. 1998. Óleo y acrílico / lienzo. 150 x 100 colección Vincent Osborne. UK
Trabajos en cuyas rasgos se
muestran manos en gestos benditos, miradas dulcísimas, desnudos santificado,
mártires con sanguinolentas eyaculaciones, querubín Xoloitzcuintles... en fin,
elementos de la ternura, sensualidad y el dolor mezclados con vocación reverencial.
Viviendo con Libertad. 1999. Óleo y acrílico / lienzo. 150 x 120 cm. Colección Silvia Morón. Córdoba, Argentina
La atmósfera que Darío Mijangos,
logra en sus cuadros es un halo de liturgia erótica de colores vivos y profundos, donde el placer
y la muerte vienen a ser motivo de una
celebración solemnísima. Para este
autor, oficiar es llevar el ritual de su
trabajo hasta sus últimas consecuencias; es alimentar cotidianamente su vida y
su muerte para mostrarnos, obsequioso, la enorme dignidad que vierte en cada
brochazo arrancado a la soledad que lo aprisiona, vértigo al que por cierto,
está condenado a cadena perpetúa.
Maestro:
Saúl Román.
Ciudad
de México, otoño de 1999.
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