miércoles, 11 de marzo de 2015

Pasión y Libertad

Pasión y Libertad. 1999. Óleo y acrílico / lienzo. 180 x 240 cm. 

Cuando nos sumergimos en la obra de Darío Mijangos, los jalones del espíritu no se hacen esperar, su pintura desarticula cualquier intento de interpretación para reclamar la autoría de su propia voz: nuestra reverberación. Por tal motivo, la interpretación más autorizada es la experiencia del que esta  frente al trabajo este pintor.

Por lo tanto, digámoslo así: La obra de Darío es de todos, porque no es de nadie,  ni de el, su pintura es una "otredad" a la cual advenimos  y, por tanto, nos precede, nos envuelve, nos satisface  y, por supuesto, a veces nos hiere… Hasta que por último, su significado, termina por escapársenos y cualquier intento de atraparlo es  insuficientes.

Hay individuos  que padecen  esta insuficiencia con mayor intensidad que otros y por ello se esfuerzan en  describir la manera en que ven ese mundo del que no se pueden escapar... Alguien dijo que  los seres humanos, vivimos en una cárcel de carne y sangre entre barrotes de huesos, y que la intención de comunicarnos es con el afán de calmar  la angustia de la soledad y el aislamiento en que vivimos

En este sentido  en un abrazo, sólo damos y recibimos un choque de carnes  que se dejan oír para dejar  clara constancia del eterno e insalvable desencuentro; así, todo queda en el espejismo que simula un contacto.  Sin embargo, lo otro es lo  cierto, Darío Mijangos nos revela con su lenguaje de pintor, el grito doloroso de un preso sin derecho de apelación.

 La dulce orfandad que reflejan los rostros de los seres que este autor pinta. No es más que la  distancia que las fractura el abrazo y la esperanza de fundirse con el otro, en realidad de  Mijangos la soledad  que se somete a su propio cuerpo. Darío es fiel a su propia imagen y su  semejanza que es su condenación: afanoso,  quiere llegar al  origen de sí mismo para  mediante este acto,  encontrarse con el otro… siempre fracasa.

Eternamente solo, derrotado por su pasión - ángel caído -, con su  pincel,  corazón en mano, comienza nuevamente su intento.

Libertad en la más absoluta soledad. 1998. Óleo y acrílico / lienzo. 100 x 980 cm. Colección Raúl Delgado

Ciertamente en Mijangos, su pincel es el  carcelero que a veces bondadoso,  emerge de la oscuridad de aquel calabozo  de piedra húmeda y caliente para traernos el mensaje de su condena a perpetuidad. Así, la  vida de este pintor es una ironía, porque vive apasionado de unos  colores que nunca ha visto (¿Cuáles son sus referentes?), pues la obscuridad de su celda-vientre no se lo permite.  Es que en  realidad, Mijangos tiene muy buen olfato y poca perspectiva  (casi siempre todo lo pinta en primer plano)... él sabe muy bien que el ámbar no huele al l rojo y que  el azul tiene otro aroma que el ocre.  Así, se aventura  y pinta. Pero por su puesto a este presidiario lo motivan sus amores,  le gusta sentirse vivo. Así, se otorga el  derecho a tener sus visitas pasionales. Entonces, sus visitantes descienden a tientas, con devoción, hasta llegar a su calabozo para atestiguar, entre rejas, su delirio; así nace la cual se debate su locura: erotismo y religiosidad, elementos que se amalgaman en Darío por obra y gracia de dolor y su Xoloitzcuintles. 

En efecto, la obra de este pintor  es inquietante,  porque une dos elementos que, si bien en su naturaleza más rudimentaria, estaban mezclados,  en nuestro tiempo y forma cultural resulta sacrílego.  (Aunque en el caso de Mijangos no podría decir para cuál de los elementos) el hecho de no mantenerlos bien distantes uno del otro: el erotismo y la religiosidad son una constante en su obra.
 Los que no son parte del plan. 1999. Óleo y acrílico / lienzo. 180 x 120 cm. Colección UAM Azcapotzalco.

Los temas de su trabajo, por lo tanto  no son casuales: "Pasión Santoral", "La pasión según los tres", "Mi ángel", " Guadalupe virgen", "Tu sangre para mí es preciosa ", "Sagrado corazón "," Santo Señor del suicidio "," San Sebastián de Santiago "," La pasión según Michal "," El último ángel "," La ofrenda ","La consagración de la Virgen "," Sagrado Corazón de Darío ", "Getsemaní", "Nuestra Señora de La Plata", "teofanía", "La caída", “Tres santos amigos ", "San Javier con Libertad", "Mártir", "Los Evangelistas" ...
Getsemaní. 1998. Óleo y acrílico / lienzo. 150 x 100 colección Vincent Osborne. UK

Trabajos en cuyas rasgos se muestran manos en gestos benditos, miradas dulcísimas, desnudos santificado, mártires con sanguinolentas eyaculaciones, querubín Xoloitzcuintles... en fin, elementos de la ternura, sensualidad y el dolor  mezclados con vocación  reverencial.

Viviendo con Libertad. 1999. Óleo y acrílico / lienzo. 150 x 120 cm. Colección Silvia Morón. Córdoba, Argentina


La atmósfera que Darío Mijangos, logra en sus cuadros es un halo de liturgia erótica  de colores vivos y profundos, donde el placer y la muerte vienen a ser  motivo de una celebración solemnísima.  Para este autor,  oficiar es llevar el ritual de su trabajo hasta sus últimas consecuencias; es alimentar cotidianamente su vida y su muerte para mostrarnos, obsequioso, la enorme dignidad que vierte en cada brochazo arrancado a la soledad que lo aprisiona, vértigo al que por cierto, está condenado a cadena perpetúa.


Maestro: Saúl Román.

Ciudad de México, otoño de 1999.

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